viernes, 7 de octubre de 2016

Cobardía



Se que no naciste cuando aquella noche
tu candor me diste como la azucena;
y aún te recuerdo en esa bella escena
que entregaste todo sin ningún reproche.


Eras tierna y pura, modos delicados,
aunque no excluida de  gentil desenfado
que solo lo tienen las pocas mujeres
que pueden sentir el amor sagrado.


Todavía recuerdo cuando me decías
lo feliz que eras, mientras te vestías;
y disimulaste todas mis torpezas,
y me hiciste halago de una gran proeza.


Yo se que me diste todo cuanto había
y sufriste mucho cuando yo partía;
por ser un cobarde te he dejado sola,
tengo por castigo el llorarte ahora.

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