domingo, 9 de octubre de 2016

Tu recuerdo



En este mismo café, donde una vez nos miramos,
tus ojos impregnados en mis ojos se quedaron.
Fue el principio de la historia con un triste corolario.
En la plaza algunos tilos presagiaba en su follaje
la fuerza implacable que arremetía el verano,
Y por esa misma plaza caminábamos callados.
No planeamos un futuro, ni de promesas hablamos,
solo acaso una caricia, o el silencio de un abrazo.
Llegó de nuevo febrero y tu tiempo había acabado.
Aún sin poder creerlo llegué a tu tumba, y mis manos,
acariciaron tu nombre en la lápida grabado.
¿Cuántas cosas no te dije, cuántas cosas no has contado?
¿cuántas cosas me callé y ahora ya es en vano?
Unas preguntas inútiles mientras otro café se enfría
y el tiempo que no perdona diluye todo a su paso.
Aún veo tu rostro sorprendido cuando la vida cual río,
de brazos oscuros y largos, de tanto encontrarnos juntos
se convertía en remanso.
Tu recuerdo es todavía un poco mío, y trato de atesorarlo,
pero el tiempo me arrincona, poco a poco, trazo a trazo.

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