martes, 11 de octubre de 2016

El bosque




 Las tardes de diamantinas luces
   penetran entre los sayos 
del bosque umbrío de pinos,
 pájaros, musgos y álamos.

La sangre que exuda es verde

y enfría la piel del barro
de senderos retorcidos
hechos de pieses descalzos
de animales que transitan,
éste, su último resguardo.  

Se mezclan locas de aromas
las flores que van mutando
de ser mariposas quietas
a bailarinas danzando
en un salón encantado.

Y los rayos, persistentes,
como un puñal van zanjando
heridas que se hacen bocas
para besarlo embriagado.
Como amante que persigue
el nimio roce anhelado.

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