Trátame, si pudieras,
como a una flor delicada,
como a una mariposa
que apenas abre sus alas.
Con la quieta mansedumbre
del rocío en la mañana
que no sabe donde cae,
pero lo hace con gracia.
Y que tus palabras persigan
lo que persigue mi alma:
un rosario de dulzuras
engarzado a tu mirada.
Trátame, si pudieras…
trátame, si desearas…
Sedientos son mis oídos
del dulzor de tus palabras.
Soy arcilla entre tus manos,
soy una vela apagada
que busca en tu ternura
abrir esta quieta jaula
para que el ave en su canto,
libere toda su flama;
que mi amor está corriendo
por mis venas, como lava.
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