Que bello, que bello qu es mirar
en el fondo de tus ojos, y en tus manos
encontrar el calor que me transmite
la perfecta compañía que he anhelado.
Que bello es disfrutar de tus silencios,
tus secretos, tus afanes y alegrías,
que bueno que es saber que formo parte
de un espacio importante en tu vida.
Que le das a mis palabras la certeza
de ser muy respetadas y atendidas,
que te importa lo que digo y lo que hago,
que pendiente estás de mí todos los días.
Que justo que te cabe el concepto
de compañero en la ruta de la vida.
De a poco los dos fuimos forjando
una historia sin paridades ni cuantía,
porque solo es nuestra historia y no cabe
compartirla con ningún que no la viva.
Ni los hijos que esperamos con cariño
pueden vislumbrarla en su medida,
ya tendrán ellos tiempo de crearla
a su manera, a su criterio, a su conciencia,
y ese día juntaremos nuestras manos
en emoción sostenida y manifiesta
de saber que lo que con amor hemos formado
lleva mucho de nuestra sangre y nuestra esencia.
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