lunes, 10 de octubre de 2016

La primera vez que te vi



Volviendo a recordar aquella tarde
más de un suspiro volado se me cuela,
y el aire se comprime en emociones
que me llevan directo hacia tus piernas.
¡Que lindas y armoniosas caminaban
al compás de tu rítmica cadera!,
parecía que bailaban algún tango
y que podían fascinar a quien quisieran.
Buscando el camino hacia tus ojos
te recorrí, palmo a palmo, toda entera;
y quedé totalmente deslumbrado
esa vez que te vi por vez primera.
Se me nubló la vista y en un segundo
la caricia de tu voz me seduciera
conduciéndome en oleadas a un rotundo
sobresalto que hizo polvo a mi entereza.
Me sonreíste, y mi cuerpo tambaleante,
quedó tieso, sin huir, me despertabas
el deseo de mi boca por tus besos.
No intenté resistirme...  me hechizabas.
Me excitaban tus gemidos en el lecho,
tus ojos por completo me extasiaban
y afiebrando a la piel sobre mis huesos
el corazón como un potro galopaba.
Bebí cada una de tus mieles,
especiales los fluidos de tu cuerpo,
recorrí tus lomadas, tus llanuras,
con mis manos tremulantes de deseo.
No te siento más mía porque me has dado
el mas pasional de tus excesos,
te siento mía porque el alma
me la diste al prometerme amor eterno.
Todavía me acuerdo de esa tarde
y suspiros de mi boca se liberan
recordando la emoción que he sentido
esa tarde que te vi por vez primera.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario