¡Cuántos destinos marcados
por delirio e ignorancia!
¡Cuántas vidas mutiladas
por la falta de constancia!
¡Cuántas malas decisiones
dejan un corazón herido,
una mente atormentada!
Oportunidades robadas
a los hijos de este siglo.
Por ello hoy no pongo más
mi afán en tristes manos,
no confiaré en nadie humano
para sellar mí destino.
Solo a los pies del Divino
Creador solo me inclino
y descansaré plenamente
en su gran Sabiduría.
Su Piedad es mi aliciente,
mi falta de fe, cobardía.
Padre,
toma mi vida en tus manos
amorosas, suplicantes,
pacientes y tolerantes
que resguarda el alma mía.
¡Sálvame Tú de mi misma,
Amor Inconmensurable!
corro a tus brazos amantes
desnuda, pobre y vencida,
y permite que me encuentre
a tu lado en la otra vida.
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