Te diviso descendiendo por la playa
cubierta de noche y de estrellas.
Con prisa incontenible me descalzo
hundiendo mis pies bajo la arena
que corren a tus brazos presurosos
en ceñir a mi cuerpo que flaquea.
Porque el solo roce de tus manos
me envuelve en emociones que navegan
en el fondo de tu boca y tu mirada,
y en tu vientre vigoroso, que se quema
al solo contacto de mis besos
con una vivacidad que desespera.
Y la noche se cierra ante el asombro
de vernos en el medio de una escena
donde roja se vuelve hasta la luna,
y titilan nerviosas las estrellas.
Mientras el aire se perfuma en amores
la rompiente desagravia su condena
asediando al contacto de las olas
que estrechándolas con furia, las penetra.
Contagiado en la pasión exuberante
que ponemos vos y yo sobre la arena.
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