La mujer que está dentro de mí
se levanta ocupando su lugar,
desbastando a quien la quiera sojuzgar
por las miles que prefirieron ver morir
a sus sueños y al derecho de soñar.
La mujer que dormida en mis entrañas
era presa de unas hordas carceleras
de prejuicios ¡ya ha roto sus cadenas!
y se eleva a las alturas de montañas.
Como alas abriré largos mis brazos
que me lleven a comerme los caminos,
sea Yo, la que elija mi destino,
sea Yo, la autora de mis trazos.
Con valor y osadía inquebrantables
lucharé por amor a mí y a ellas,
que ahogadas por beberse tanto llanto
enmudecen al abuso y al espanto
de creer que merecen tal condena.
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