Despeñándote en tus dolores vas, Cayena,
no me antojan ya tus razones ni motivos.
Si has olvidado, por las dudas, soy ser vivo
al que cansas con tus quejas y tus penas.
Eres joven, eres linda, eres donosa,
¡y que diosa, por favor!, por ti suspiro,
pero últimamente tus gemidos
han colmado mi paciencia prodigiosa.
O tal vez no eres tan esplendorosa
como mi delirio una vez te ha concebido,
y a la triste realidad he rehuido
por verte cada día mas hermosa.
Es el fin, hasta aquí hemos llegado,
y no llores, por favor, que a tu marido,
al que quiero como al mejor de mis amigos,
no deseo verlo vuelto un desgraciado.
no me antojan ya tus razones ni motivos.
Si has olvidado, por las dudas, soy ser vivo
al que cansas con tus quejas y tus penas.
Eres joven, eres linda, eres donosa,
¡y que diosa, por favor!, por ti suspiro,
pero últimamente tus gemidos
han colmado mi paciencia prodigiosa.
O tal vez no eres tan esplendorosa
como mi delirio una vez te ha concebido,
y a la triste realidad he rehuido
por verte cada día mas hermosa.
Es el fin, hasta aquí hemos llegado,
y no llores, por favor, que a tu marido,
al que quiero como al mejor de mis amigos,
no deseo verlo vuelto un desgraciado.
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