Dedicado a todas aquellas personas que de grandes se han enterado que tienen síndrome de Asperger. Un cariño grande a todos ellos.
Me llegó tarde el permiso
de andar libremente por las
horas
y apropiarme de todas, como
otrora hacía
cuando era infante, cuando
no sabía
que el correr del tiempo va
dejando heridas
¡también alegrías y gratos
momentos!
y los malos ratos, y las
despedidas.
Porque el alfarero de la experiencia
que va modelando en la existencia
un mapa difuso que nunca
termina.
Quizás llegue a puerto la
promesa esquiva
que por fin día mi barca encalle
en aquellos sueños que me
perseguían.
Nada mas errado, nada mas
frustrante
que cumplir los años veinte
años tarde,
de no ir de la mano de la
cronología.
¿Qué nadie me entiende? Ni
yo me entendía.
Hasta que un buen día
encontré de pronto
alguien parecido, se me
parecía.
Y quise acercarme, saber
qué sentía.
Un espejo eran todas sus
manías,
cabía en mi mundo, el mismo
lenguaje,
las genialidades, y las tonterías.
Que raro- me dijo- preguntes
mi nombre.
La gente en la calle no lo
hace nunca,
primero me mira, busca en
una lista,
luego me rotula: Eres un
autista.
¡¡¡Ese mismo día me apropié
de todo!!!
Y busco con ansias a mi
autonomía.
Ser yo y no otro, navegar
mi barca,
defender mi vida.
Y me di el permiso de ser
diferente.
¿Qué nadie me entiende? ¡Ni
yo me entendía!
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