Dejaré poco a
poco de quererte
a medida que
se calmen mis latidos,
con urgencia los recuerdos se diluyan
y la pena se sofoque
en el vacío.
Porque habrás
llevado en tu renuncia
al amor más hermoso
que ha existido,
robarás mi
alegría y el asombro
de saber que
alguna vez te he conocido.
Porque pondré
por delante, aunque me cueste,
un pesado
enojo, y un profundo olvido.
Aunque tenga
que morir en el intento
viviré para
olvidar que fuiste mío.
Quitaré a
jirones la memoria que dejaste
en mi piel con
tu cariño.
Mataré todo
vestigio que recuerde
el amor que
alguna vez te he tenido.
No confundas, (le digo a quien me lee)
no hay
despecho, o un enfado resentido.
Solamente he
buscado priorizarme,
y he decretado
no sufrir por lo perdido.