Bandeaba mi
biología por beberme esa boca,
Besar brutal y
barroca el brocal de su alegría.
Para brillar con
su belleza buceé en su biografía:
Bocetos de
barcos brunos, bosques de barro y arcilla.
Bajé por los
barrios bajos buscando una barbería
El barbero me
birló un buñuelo que traía.
Botas baratas y brujas sobre una barra dormían
Y una ofrenda de
barril al dios Baco en una esquina.
Blanqueé mis
ojos mirando toda esa bizarría
Y en el borde
del espejo un blanco busto bruñía.
-Que beldad esa
señora- Es mi esposa- respondía.
Quedé blando,
era ella, la que buscaba y quería.
Me boté sobre la butaca, brotaron lágrimas vivas
El barbero
bostezaba sin notar la angustia mía.
¿Qué tiene esta
burda bestia mas que yo? me sorprendía
Se burló todo
este tiempo de mi afán en conseguirla.
-Bueno. ¿Le hago
la barba? -Haga la barba enseguida.
La navaja
bailoteaba y mi cerebro bullía
Y en un instante
bandido
apreté
sus manos bruscas contra la garganta mía.